LAS CARTAS DE ALOU

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FICHA TÉCNICA INDICACIONES PARA EL PROFESORADO GUÍA DIDÁCTICA FICHA DE TRABAJO

FICHA TÉCNICA

Titulo original: Las Cartas de Alou
Dirección: Montxo Armendáriz
Guión: Montxo Armendáriz
Fotografía: Alfredo F. Mayo
Música: L. Mendo i B. Futer
Producción: Elías Querejeta y TVE, Espanya 1990
Interpretación: Mulie Jarju, Eulalia Ramón, Ahmed El-Maaroufi, Akonio Dolo, Albert Vidal, Rosa Morata, Margarita Calahorra
Durada: 92 minuts

 

 



INDICACIONES PARA EL PROFESSORADO

Sinopsis

Alou, un senegalés que entra clandestinamente en España, se ve forzado a trabajar en diversos sitios en unas condiciones muy precarias debido a su situación de ilegal. Gracias a las cartas que envía periódicamente a su familia, conocemos sus experiencias y sentimientos en este difícil proceso de integración en la sociedad española.
Inicia el su trayecto en las costas de Almería, trabajando en los invernaderos. Continua hasta Madrid, donde tiene el primer contacto con la venta ilegal. Después se desplaza al Segrià para trabajar en la recogida de la fruta y finalmente se va a Barcelona, donde trabaja en el taller de confección de otro inmigrante africano. La aventura se interrumpe con su detención por parte de la policía, pero de nuevo vuelve a cruzar el Estrecho, cerrándose así el ciclo que deja una puerta abierta a la esperanza.

Objectivos pedagógicos

Procedimientos

Actitudes

 

 


GUÍA DIDÁCTICA


El reconocimiento del otro

Las cartas de Alou es un film de denuncia que pretende alertar sobre las condiciones precarias de la vida de la población inmigrada que empezaba a llegar a nuestro país. Uno de los principales méritos de la película es evidenciar una situación de injusticia y de discriminación que poca gente quería reconocer.
Los problemas legales, económicos o sociales de la inmigración eran tratados repetidamente en películas europeas o norte-americanas, pero aún no había merecido la atención del cine español, si exceptuamos Río abajo de José Luís Borau (1984) sobre la situación de los inmigrantes mejicanos en los Estados Unidos.
Por un lado, la novedad del fenómeno y la poca importancia cuantitativa en relación con otros países, y por otro, la dificultad de su trato, explican la poca atención que el cine español ha prestado a este problema social que, a la vez, tampoco era suficientemente reconocido ni acogido en otros ámbitos de la sociedad.
Montxo Armendáriz consigue en Las cartas de Alou un film que es al mismo tiempo comprometido, riguroso y objetivo. Al denunciar este problema social huye de los planteamientos extremos y de las situaciones dramáticas que fácilmente provocan la identificación sentimental del público, pero que no tienen eficacia alguna como reconocimiento crítico de una situación de la que todo el mundo es, en cierto modo, responsable.
Al público le es muy fácil condenar una situación extrema de racismo e identificarse con la víctima, pero cuando puede reconocer una situación más próxima a la su cotidianidad las dificultades aumenten. Recordar las circunstancias en qué viven diariamente estas personas inmigradas, tan cerca de nosotros, suscita un rechazo inmediato debido al sentimiento de culpa que provoca. No es fácil tomar conciencia de los prejuicios que todo el mundo comparte frente a la diferencia del otro, ni tampoco de los miedos a los que responden estos prejuicios.
Montxo Armendáriz ha conseguido acercarnos críticamente a la realidad inmediata de estas personas llegadas de otros países gracias a un cambio de enfoque de las circunstancias en qué les toca vivir. Al situarnos en la perspectiva de las personas inmigradas, de sus necesidades y sentimientos, comprendemos que la mayoría de veces su aislamiento y su soledad no es resultado solamente de una actitud abiertamente discriminatoria sino de la indiferencia de la gente por la su situación (1).

El viaje de Alou

El esquema narrativo de la película es construido a partir del itinerario de un viaje. Alou, su protagonista, cruza el estrecho de Gibraltar y su primera parada, breve y fugaz, se produce en los invernaderos de Almería. Continua hacia Madrid, donde su condición de extranjero se hace más evidente, extraño respecto a las costumbres y los valores de la gente que les rodea. Consigue aprender el idioma pero no disminuye su sentimiento de aislamiento, que, contrariamente, aumenta al comprender el rechazo que despierta entre la gente de la calle. La única posibilidad que se le ofrece para sobrevivir como ilegal es la venta ambulante, pero muy pronto se da cuenta de que esta situación no le permite vivir.
Sin posibilidades para regular su situación ni conseguir mejorar sus condiciones de vida, decide ir al Segrià para trabajar en la recogida de fruta. Allí conocerá a Carmen, una chica con quien intentará iniciar una relación, pero el peso de les circunstancias le obliga a renunciar a sus esperanzas y continúa su viaje hacia Barcelona. Allí encontrará trabajo en un taller clandestino de confección, propiedad de Mulei, un inmigrante africano que se ha integrado gracias a la especulación y la explotación de sus propios compañeros.
La relación entre Alou y Mulei irá degradándose hasta a ser sustituida por la amistad con Moucef, que representará para Alou la posibilidad de conseguir una forma de vida más digna que la propuesta por Mulei.
Su aprendizaje finalizará con su detención, que le devuelve a su punto de partida. A pesar de cerrarse el ciclo de su trayecto, surge de nuevo la esperanza con el inicio de una nueva travesía, que puede ser la definitiva.
El viaje físico de Alou simboliza un proceso interior de conocimiento que actúa en una doble dirección en relación a sí mismo y a los otros. Esta experiencia se reproduce también desde el punto de vista del espectador y de la espectadora, que gracias a las vivencias de Alou han podido reconocer su propia realidad, aquella que se ha construido silenciosamente sobre la negación de la diferencia.
Montxo Armendáriz consigue demostrar con su relato que nos convertimos en extraños a nosotros mismos cuando negamos la existencia del otro.




NOTA

(1) Respecto al racismo existente en la sociedad española, Montxo Armendáriz afirma que "no se trata de manifestaciones extremas, como pueden ser las del Ku Kux Klan o del exterminio de los judíos por los nazis, sino la de un racismo que está impregnado en los hechos más cotidianos y profundos de nuestra sociedad". Según su opinión "los inmigrantes sienten, fundamentalmente, una sensación de aislamiento y de marginación. Las sufren en la mirada de la gente, en el desprecio con qué se les trata en las tiendas o cuando quieren alquilar un piso; en sus relaciones con las chicas y en muchas situaciones cotidianas". Considera que " no somos racistas mientras el problema no nos afecta. Cuando tenemos el problema dentro de casa cambiamos de actitud (...), de manera que no es necesario que haya violencia directa o personas monstruosas para que el racismo exista y se manifieste" volver



Propuesta de actividades

 

 


FICHA DE TRABAJO

 

 

 

 

 

 

 


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