LA DELGADA LÍNEA ROJA



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FICHA TÉCNICA INDICACIONES PARA EL PROFESORADO GUÍA DIDÁCTICA FICHA DE TRABAJO


FICHA TÉCNICA

Título original: The thin red line
Dirección: Terrence Malick
Producción: Robert Michael Geisler, John Roberdeau y Grant Hill, por Phoenix Pictures / 20th Century Fox (Estados Unidos, 1998)
Guión: Terrence Malick, a partir de la novela homónima de James Jones
Director de fotografía: John Charco
Música: Hans Zimmer
Diseño de producción: Jack Fisk
Montaje: Billy Weber, Leslie Jones y Saar Klein
Interpretación: Sean Penn (Sargento Edward Welsh), Adrien Brody (Caporal Fife), Jim Caviezel (Soldado Witt), Bien Chaplin (Soldado Bello), George Clooney (Capitán Charles Bosche), John Cusack (Capitán John Gaff), Woody Harrelson (Brigada Keck), Elias Koteas (Capitán James Staros), Nick Nolte (Coronel Gordon Corto), John C. Reilly (Sargento Storm), John Travolta (General Quintard)
Duración: 171 minutos.

 

 

INDICACIONES PARA EL PROFESORADO

Sinopsis

Durante la Segunda Guerra Mundial, soldados del ejército de los Estados Unidos desembarcan en la isla de Guadalcanal, en el archipiélago de las islas Salomón (sur del océano Pacífico), con la misión de vencer a las tropas japonesas.

Objetivos pedagógicos

Procedimientos

Actitudes

 

 


GUÍA DIDÁCTICA

Una guerra en el corazón de la naturaleza

Estrenada casi al mismo tiempo que Salvar al Soldado Ryan (1998) pero con una voluntad y unos objetivos diferentes, incluso opuestos a los del film de Steven Spielberg, La delgada línea roja es una película atípica en el contexto del cine comercial norteamericano. El director Terrence Malick (1) obvia de forma radical la defiende de los valores tradicionales y las características presentes en la mayoría de films bélicos, como el patriotismo (ni la bandera americana ni japonesa no aparecen en ningún momento), la descripción del ejército como un grupo de hombres unido y más o menos homogéneo que lucha por un mismo fin común (en el film prima en todo momento la individualidad, hasta el punto que la historia se constituye en un retrato coral de diferentes personajes), o la ideología y los valores morales de los ejércitos enfrentados.

Aquí no hay buenos ni malos: americanos y japoneses luchan en una remota isla del Pacífico sin que el espectador conozca más que vagas referencias sobre la importancia estratégica de la isla de Guadalcanal o el desarrollo global del conflicto (2). El director rechaza de manera deliberada los tópicos más habituales de las superproducciones bélicas - presentes también en la novela homónima de James Jones en qué se basa la historia, que Malick utiliza como simple punto de partida - para construir un retrato a la vez monumental y intimista, físico y espiritual, de un grupo de personajes enfrentados a una situación límite. Subrayando (todavía más) el horror y el absurdo de todo conflicto armado, el cineasta sitúa la acción en los paisajes más bellos y idílicos nunca vistos en una película de estas características. Más que un film de acción y que una esteticista reconstrucción de un de los episodios decisivos del frente del Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial (3), La delgada línea roja es un canto a la naturaleza, al ser humano en su pureza original, a la vez que una reflexión crítica sobre la maldad inherente a la condición humana y su tendencia a la autodestrucción.

¿Qué significa esta guerra en el corazón de la naturaleza? ¿Por qué la naturaleza lucha con ella misma?, se pregunta Witt (Jim Caviezel) al prinicipio del film. Más adelante, los pensamientos de otro soldado se superponen a las crueles imágenes del ataque de las tropas americanas a un poblado japonés: Esta terrible crueldad, ¿de dónde sale? ¿Como ha arraigado en el mundo? ¿De que semilla, de que arraigo ha nacido? ¿Y de quien es obra? ¿Quién nos mata? La guerra deshumaniza a las personas, las convierte en bestias insensibles, ensucia la naturaleza y destruye la pureza del mundo. Por esto, cuando el sargento Edward Welsh (Sean Penn) le dice a Witt que en el mundo un hombre solo no es nada - I no hay más mundos, sólo este, afirma - este le responde que él ha visto un mundo diferente: el mundo de la tribu indígena con la que ha intentado convivir, de la selva virgen, de los animales en libertad, el mundo de la Creación Original. La religión, entendida en este contexto como sinónimo de pureza, es decir, como una clase de estado espiritual original, se erige en protagonista de los pensamientos y reflexiones que, por boca de los diferentes personajes, Malick va introduciendo en la narración, rompiendo tanto la linealidad temporal del relato (los flash-backs con qué algunos soldados recuerdan momentos de su vida pasada) y confiriéndole uno aire poético y irreal. Las acciones se superponen, los personajes desaparecen o se diluyen y algunas situaciones no están claramente definidas, pero no se trata de un error ni tampoco de una construcción narrativa confusa y rebuscada: la acción y la progresión dramática de la historia cede todo su protagonismo a la naturaleza y a sus hijos, los hombres.

Una isla en medio del hueco

"Todo es mentida. Todo lo que sentimos, lo que vemos. Cuántas mentiras escupen! (...) Nos quieren muertos o viviendo su mentira. Lo único que puede hacer aquí un hombre es encontrar algo que sea suyo, crear una isla sólo para él" piensa por sí mismo Welsh durante un discurso a la tropa del capitán Charles Bosche (George Clooney). Sus palabras reflejan a la perfección no sólo la visión personal que Malick tiene del ejército y de la guerra, sino también los pensamientos, las actitudes y las reacciones de los soldados protagonistas del film. La ambición y la sed de gloria de la mayoría de los oficiales (el enloquecido personaje que interpreta Nick Nolte, por ejemplo), que sólo piensan en ganar batallas y redactar informes, contrasta de manera brutal con las dudas, los temores y los miedos de sus hombres, atrapados en un conflicto cruel y absurdo que no entienden ni pueden aceptar. Forman parte de un enorme colectivo humano unido con un único objetivo, derrotar al enemigo y ganar la guerra, pero se sienten sólos y desamparados, no tienen nada ni nadie dónde poder cogerse. "Nuestra destrucción beneficia a la Tierra, ayuda a que crezca la hierba o a que brille el sol?", se pregunta Witt, sin obtener ninguna respuesta. Más adelante, los pensamientos de otro soldado subrayan el que Malick ya nos está explicando con las imágenes: "No hay nada que te haga olvidarla, aunque vuelvas a empezar de cero. La guerra no ennoblece a los hombres, los convierte en bestias, corrompe su espíritu". La soledad y el vacío de unos hombres obligados a luchar contra un enemigo que en realidad son ellos mismos - "La oscuridad tras la luz, el conflicto tras el amor, son el producto de una sola mente, las facciones de un mismo rostro" reflexiona uno de los soldados al final del film - los trae a refugiarse inevitablemente en ellos mismos. El mensaje de Malick, de este modo, trasciende la crítica de la guerra y la violencia, incluso la defiende de posturas pacifistas, para elevarse a terrenos filosóficos y metafísicos. La voz en off que cierra el film es muy significativa en este sentido: "Oh, alma mía! Déjame entrar en tí, mira a través de mis ojos, contempla las cosas que creaste, mira como brillan". Por más que los hombres se obstinen en destruirlas, la paz, la belleza, la felicidad, la pureza, siempre continuarán existiendo.

(1) Nacido a Ottawa, Illinois, en el año 1942, Terrence Malick es una figura atípica y hasta cierto punto desconcertante en el contexto del cine norteamericano actual. Debutó en la dirección con Malas tierras (Bad lands, 1973), consiguiendo un importante prestigio y repercusión internacional con su segunda película Días del cielo (Days ofoff heaven, 1978), por la que obtuvo, entre otros, el Premio al Mejor Director del Festival de Cannes. Su obsesión por controlar todos los aspectos creativos de sus películas, no obstante, lo llevó a abandonar la dirección ante la imposibilidad de llevar adelante proyectos personales con total libertad. La delgada línea roja, un film que acariciaba desde medios de los años ochenta, es su tercera película en prácticamente treinta años. volver

(2) El 7 de diciembre de 1941, el bombardeo de la base norteamericana de Pearl Harbour por parte del ejército japonés, aliado de Alemania en el Pacífico, supuso la entrada de los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial y el inicio de la expansión japonesa por el sudeste de Asia. El conflicto por el control del imperio colonial asiático se alargaría casi cuatro años: tras los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki, el 6 y el 9 de agosto de 1945, el gobierno japonés se vería obligado a firmar la capitulación delante de los Estados Unidos el 2 de septiembre del mismo año. volver

(3) Guadalcanal, una pequeña isla del océano Pacífico, en el archipiélago independiente de las Salomón, se convertiría en uno de los puntos neurálgicos del frente del Pacífico de la Segunda Guerra Mundial al ser ocupada por los japoneses en el año 1942. La invasión japonesa motivaría una rápida contraofensiva del ejército norteamericano, que desembarcaría en la isla de Guadalcanal el mismo año, derrotando al ejército japonés pocos meses después. La delgada línea roja adapta libremente la novela autobiográfica de James Jones, que combatió en la zona durante el conflicto. volver


Propuesta de actividades

 

 


FICHA DE TRABAJO

 

 


 


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