THE BOXER



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FICHA TÉCNICA INDICACIONES PARA EL PROFESORADO GUÍA DIDÁCTICA FICHA DE TRABAJO


FICHA TÉCNICA

Título original: The boxer
Dirección: Jim Sheridan
Producción: Jim Sheridan y Arthur Lappin, por Hell's Kitchen / Universal Pictures (Estados Unidos, 1997)
Guión: Jim Sheridan y Terry George
Fotografía: Chris Comes
Música: Gavin Friday y Maurice Seezer
Diseño de producción: Brian Morris
Montaje: Gery Hambling
Reparto: Daniel Day-Lewis (Danny Flynn), Emily Watson (Maggie), Brian Cox (Joe Hammill), Ken Scott (Ike Weir), Gerald McSorley (Harry), Eleanor Methven (Patsy), Ciaran Fitzgerald (Liam), David McBlain (Sean), Damien Denny (Eddie Carroll)
Duración: 112 minutos.

 

 

INDICACIONES PARA EL PROFESORADO

Sinopsis

Danny Flynn, exboxejador profesional y antiguo miembro del IRA, vuelve a la ciudad de Belfast tras pasar catorce años a la prisión por un atentado que no cometió. Con la voluntad de rehacer su vida sin volver a caer en los errores del pasado, Danny recurre a su antiguo entrenador, Ike, y reabre el gimnasio "Sagrada Familia", un local no sectario abierto a católicos y protestantes. Paralelamente, a pesar de las amenazas de los sectores más radicales del IRA, Danny reinicia su relación con Maggie, hija de uno de los máximos dirigentes de la organización terrorista, que durante los años que él ha estado en la prisión se ha casado con su mejor amigo y ha tenido un hijo, Liam.

Objetivos pedagógicos

Procedimientos

Actitudes

 

 


GUÍA DIDÁCTICA

Contra la violencia

The boxer es un paso importante en la carrera del director irlandés Jim Sheridan (Dublin, 1949). Si sus películas anteriores estaban condicionadas por su relación con la realidad y la historia reciente de Irlanda del Norte - Mí pie izquierdo (1989) es una biografía del escritor y pintor irlandés Christy Brown, y En el nombre del padre (1995) es la recreación fiel del llamado "caso de los cuatro de Guilford ", en el que cuatro personas inocentes y sin ninguna vinculación directa con la organización terrorista IRA pasaron quince años en la prisión por un atentado que no habían cometido -, The boxer va más allá de la historia real y de los hechos verídicos en qué se inspira.

Sheridan y el guionista Terry George parten del caso de Barry McGuigan, uno boxejador católico irlandés, campeón del mundo de los pesos pluma, que fue encarcelado por su vinculación al IRA, por expresar su propia visión del conflicto y por adoptar una posición clara y contundente en contra de la violencia. Así, más que un relato cronológico objetivo de una serie de hechos históricos, The boxer se adentra con decisión en el terreno del discurso, una opción arriesgada que ha comportado muchas críticas negativas a sus máximos responsables. Si en El nombre del padre el conflicto de Irlanda del Norte era visto a través de una historia concreta y específica (un caso real de injusticia y error del gobierno británico), Sheridan se enfrenta a una visión global del conflicto, en la que personajes y argumento trascenden su vinculación con la realidad para elevarse a la condición de símbolos (el boxeo como representación del conflicto, el protagonista Danny Flynn como representación de la libertad y del camino a seguir para poner fin a la violencia). Quizás por esto, la voluntad y los objetivos de The boxer resultan, al fin y al cabo, excesivamente ambiciosos. Sheridan y George no pueden evitar caer en la esquematización de algunos personajes y situaciones en beneficio del discurso que quieren transmitir. Maggie (Emily Watson), de quién el espectador no llega a conocer prácticamente ningún detalle de su vida durante los catorce años que Danny ha estado en la prisión (las referencias a su marido también resultan insuficientes), y Ike (Ken Scott), el entrenador de Danny, que sólo se capaz de decir la verdad y enfrentarse con la realidad cuando está borracho, son dos personajes muy mal descritos que carecen de la profundidad psicológica necesaria. La evolución que experimenta el hijo de Maggie, Liam (Ciaran Fitzgerald), que en un primer momento no acepta a Danny porque piensa que quiere separarlo de su madre, resulta artificial y poco creïble.

La principal objeción que se puede hacer al film, es la supeditación de personajes y acciones a la voluntad discursiva de Sheridan y George. Su ambición a la hora de plantear una reflexión sobre el conflicto de Irlanda del Norte le lleva a incluir en el film escenas que rallan la demagogia (casi al principio de la historia, Flynn confiesa a su entrenador su intención de rehacer su vida y pocos segundos después explota una bomba colocada por el IRA, prefiguración efectista y gratuita de las enormes dificultades a las que tendrá que hacer frente el personaje) y escenas tramposas (el previsible enfrentamiento entre las comunidades católicas en el gimnasio "Sagrada Familia" tras la victoria de Danny, a consecuencia de su manipulación por parte de la política británica y de los sectores más radicales del IRA).

Las posibilidades de la historia, igualmente, se diluyen al reducir un conflicto sangrante y largo (1) al enfrentamiento entre Danny Flynn y uno de los máximos dirigentes del sector más radical del IRA, Harry (Gerald McSorley), personaje psicótico y exagerado que adquiere todos los peores defectos del típico malvado del cine comercial norteamericano. Igual que hizo Neil Jordan con Michael Collins (1996), Sheridan se ha visto obligado a recorrer a los Estados Unidos para llevar a cabo la película (no hemos de olvidar que se trata de una producción de primera línea de la compañía Universal) y sólo en un sentido estrictamente comercial se ha de entender la sumisión del film a algunas de las más tópicas convenciones del cine americano. Todos los defectos apuntados hasta aquí, son fruto de la arriesgada opción de Sheridan y George y no consiguen estropear los resultados finales de la producción.

The boxer se constituye en primero lugar y por encima de todo en un grito contra la violencia, en un canto a la paz y a la libertad, sin imposiciones ni coacciones de ninguna clase, y en este sentido se tiene que valorar la película. El camino apuntado por Danny Flynn - el camino apuntado por Sheridan - no es un camino nada sencillo ni fácil, y el final del film, pese a su apariencia de happy end al más puro estilo de Hollywood, así lo refleja. Muchas personas inocentes han muerto y las heridas del conflicto tardaran años en poder cicatritzar; algunas probablemente, quedarán abiertas para siempre. Jim Sheridan lo explica en el press-book del film: "La película deja una ventana abierta al optimismo porque el objetivo del terrorismo es hacernos perder la esperanza".

Dejando de lado los componentes exageradamente heroicos del personaje interpretado por Daniel Day-Lewis, que en algunos momentos se trasladan también al personaje de Maggie, la peripecia vital de la pareja protagonista es una muestra del camino a seguir en el futuro. Tras pasar catorce años en la prisión, Danny no está dispuesto a renunciar a nada, quiere vivir, al fin, su vida. Maggie, hija de un de los máximos dirigentes de la organización terrorista, también ha tenido que renunciar a su vida por la organización terrorista (2), por una causa que con el paso de los años se ha ido desfigurándo, enrareciendo las vidas de las personas implicadas en el conflicto y destruyendo su intimidad, sus esperanzas y sus deseos. La situación de guerra, implícita o explícita, impone una dinámica del miedo, del terror, no sólo en las relaciones sociales sino también en las personales, contaminando el ambiente.

El personaje de Harry resulta, en este sentido, ideal para entender el camino sin salida en el que ha desembocado el conflicto de Irlanda del Norte. La violencia por la violencia y la falta de comprensión y de tolerancia han derivado en una serie de enfrentamientos cada vez más irracionales, en una polarización política radical que nadie puede controlar: Joe Hamill (Brian Cox), padre de Maggie y uno de los máximos representantes de la organización, ya no tiene el menor asomo de control sobre los sectores más radicales de la IRA, del mismo modo que Ike y Danny no pueden evitar ser manipulados por los servicios sociales y la policía británica, el interés de los cuales por el gimnasio "Sagrada Familia" se reduce a la posibilidad de salir en la televisión y aparecer en la primera página de los periódicos. La gélida fotografía de tonos azules de Chris Comes y el preciocista trabajo de puesta en escena de Sheridan apuntan igualmente en esta dirección, dando una visión gris, triste y distante de la ciudad de Belfast, controlada por el ejército británico y con la inquietante presencia de un helicóptero de vigilancia que se constituye prácticamente en un personaje más de la acción. El camino de la violencia, como demuestra el esfuerzo aparentemente insignificante pero inmenos de Danny y Maggie, es el camino equivocado.

(1) Los conflictos sociales y militares de Irlanda del Norte se remontan a mediados de los años sesenta, momento en qué la IRA (Ejército Republicano Irlandés) reapareció tras casi veinte años de actividades esporádicas y de guerrilla. La discriminación de la minoría católica (aproximadamente un 30% de la población de Irlanda del Norte) provocó una serie de violentos enfrentamientos que llegaron a uno de sus puntos culminantes el 30 de enero de 1972, conocido con el nombre de "domingo sangrante", cuando las fuerzas británicas mataron a trece católicos en Londonberry durante una manifestación pacífica. El caso concreto de la capital de Irlanda del Norte, Belfast, resulta muy significativo en todo este contexto. Con cerca de 325.000 habitantes, la ciudad ha padecido durante más de treinta años las consecuencias de la segregación de los barrios del casco antiguo, con un 70% de la población protestante y el resto, un 30%, católica. El mes de marzo de 1995 el gobierno británico hizo el primer paso hacia la desmilitarización de la zona al ordenar la supresión de las patrullas nocturnas por las calles de Belfast tras veinticinco años. volver

(2) Sobre la situación y el papel de las mujeres de los miembros encarcelados del IRA, el director Jim Sheridan considera que "los presos piensan que la moral del ejército se hundiría si las mujeres no les fueran fieles. Todas las mujeres son vigiladas en una especie de proceso de autocensura. Todos sus movimientos son observados debido al impacto que pueden producir a su alrededor. En esta guerra no existe la intimidad". Las mujeres se tienen que mantener fieles a sus respectivos maridos y la ruptura de este pacto es castigado con la muerte. volver

Propuesta de actividades

 

 


FICHA DE TRABAJO

 

 

 

 

 

 


 


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